El 10 de mayo de 1831 el gaucho Francisco Zevallos logró a través de un certero “bolazo” derribar al caballo del general José María Paz. Las boleadoras de Zevallos lograron lo que no pudieron hacer las tropas de Quiroga, López, Pacheco y Bustos. La caída del general Paz significó la caída de la Liga del Interior y el afianzamiento político de Juan Manuel de Rosas. Nunca unas rústicas boleadoras fueron tan importantes en la historia.

Cedrón vivía en Portugal cuando se topó con un libro ´Memorias póstumas de José María “Manco” Paz. Se enganchó tanto con el personaje que empezó a trabajar una serie de pinturas y dibujos y decidió volver a Buenos Aires. Como el mismo Alberto reconoció, la historia argentina, tal como la aprendió en la escuela primaria, le parecía un “jeroglífico”, y al leer las memorias del General Paz se interesó por la vida del personaje y así pudo entender la historia de la Argentina.

Inspirado en este héroe militar, enloquecido su pincel, su lápiz y su pulso, rinde homenaje a quien diera nombre a la avenida que divide a Buenos Aires del Conurbano, El general José María Paz y Haedo.

No por nada, la figura de Paz cautivó a grandes escritores y ensayistas y cruzó el corazón de Alberto Cedrón.

Los colores furiosos y el rojo violento de los federales, símbolo de la fuerza que derrotaría y encarcelaría al General Paz durante 8 largos años, ven la luz en su obra más dramática, «La caída en rojo».Cedrón admiró y resaltó la figura de la mujer del Manco. El era un general envuelto en las luchas por la organización nacional. Ella, su sobrina, 23 años menor. Sin embargo, ella conquistó su corazón y desde entonces no se separó de él. Se casaron en prisión donde nació su primera hija. Tuvieron varios hijos más y partieron todos al exilio. Hoy descansan uno al lado del otro, en el mausoleo de la Catedral de Córdoba.

Una gran batalla abre una nueva Era para un ejército recientemente formado: por mucho tiempo ella es el objeto de las conversaciones: es el punto de partida y también el fin de todos los discursos: en ella se crean grandes reputaciones, y desaparecen otras que no estaban decididamente establecidas… «Memorias» José María Paz 

Es en prisión donde Paz muestra lo inquebrantable de su carácter: siendo manco, fabricó complicadas jaulas; siendo prisionero, dispuso de su destino; siendo civilizado, mantuvo alto el espíritu, aunque a diario asistiera a torturas y ejecuciones; temiendo, se sobrepuso al miedo cuando le decían con siniestra jocosidad: «Hoy capaz te llevamos al Remanso». El Remanso, el degolladero. A Margarita le habían dicho que no comiera peces, pues estaban cebados con la carne de las víctimas.

LAS BOLEADORAS QUE DERROTARON A PAZ